Las Ferias de Ciencias son una excelente propuesta educativa. Normalmente suponen un gran desafío para las rutinas del aula. Surgidas en nuestro País sobre el final de los años ´60, representan la posibilidad de llevar a una muestra abierta al “público”, la materialización del esfuerzo de un año en las clases. Subrayamos esto último: como está dicho, se gestan y elaboran en la actividad cotidiana y se ofrecen a la consideración de alumnos y familias en esas instancias especiales de exposición pública. Desde la pregunta, la curiosidad, la duda, el interés por indagar “un poco más allá” de las demandas de la actividad planificada por el docente, surgen estos proyectos que contribuyen al desarrollo del pensamiento crítico, aportan a la definición vocacional, son oportunidad de trabajo ordenado con las herramientas del método científico y promueven la labor cooperativa. Una felicitación especial es la que merecen todos los profesores de Ciencias Naturales, Matemáticas y Geografía, por la muestra que se expuso en el sector y que ha sido oportunidad de asombro para tantos alumnos que concurrieron como visitantes esa mañana.
Cultivar las tradiciones.
La masificación propia de los procesos de aglomeración urbanos, conllevan un deterioro cultural grave, que corre parejo a la pérdida de las tradiciones.