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Síntesis de la primera exposición oral, de las tres dictadas, correspondiente al día jueves 10, en el marco del 42º Curso de Rectores del CONSUDEC, del 8 al 11 de febrero de 2005. 1. Fauna y tipología de estáticos y simuladores La situación general de la educación en nuestro país, en los niveles de EGB y Polimodal, no es grave. Es gravísima. Lo repetimos con tristeza pero sin desánimo. La toma de conciencia es el primer paso para la recuperación. Principio quieren las cosas y la radiografía es la llamada de atención para la restauración de la salud. Frente a esta realidad indiscutible se han dado diferentes reacciones. Ensayo con ellas una suerte de tipología de las actitudes inoperantes. Identificarlas es preciso para que usted sepa quién no va hacer nada por nosotros y por los chicos, y no confundirnos pensando que los tenemos de compañeros en la labor de rescate de los valores educativos. 1. Los apocalípticos
que condenan con iracundia todo y denuncian una satanización
general. Proponen hacer tábula rasa con todo y comenzar de nuevo.
Por ejemplo, anular la Ley Federal de Educación. 2. Los elegíacos que se lamentan por lo que hemos perdido, tienen ojos en la nuca y "Manejan mirando el espejo retrovisor", como dice Mc Luhan. Lloran por la leche derramada y los bienes perdidos. El llanto sostenido sobre la desgracia concluye en un placerse en la jeremiada, sin salir del quietismo. Habría que recordarles aquella frase del teatro de Lorca, cuando la vecina le dice a la mujer dolida y llorosa sin salida: "Mujer, ten caridad de ti". Estas dos actitudes -reiteradas en congresos y jornadas- son estáticas, no generan el menor cambio. Sí dan cierta tranquilidad al vociferante y al lloroso respecto de que han cumplido con su deber en esta cuestión. Podríamos denunciarlas como ingenuas si no fuera que resultan perniciosas. Está probado, por la verificación más elemental, que ni el insulto condenante ni el llanto lastimero cambian la realidad. En esta hora vacía de proyectos viables, urge rescatar lo que llamamos "la cultura del proyecto"(1). A las dos categorías anteriores, les sumamos otras más. 3. Los gatopardistas. Recordemos la obra teatral de Lampedusa, o la película con Burt Lancaster, don Fabricio, y su sobrino, Alain Dellon. En medio de revueltas y cambios de sistema, el tío (Burt) calma al muchacho: "Cambiemos algunas pocas cosas para que todo siga igual". Es la cultura de la simulación del cambio, del parche, de "atalo con alambre", Copani dixit. Se hace como que se hace. Los argentinos son expertos en variantes: decir y no hacer, hacer otra cosa de la que se dice, hacer lo que no se dice, etc. El gatopardismo tiene dos razones que lo generan: 3.1. El oportunismo político, que se vale del arte
de la simulación de cambios en el campo educativo. Pero nada es
medular, sino maquillaje; ni siquiera chapa, solo pintura. El hacer olas
con cambios se paga con rédito político. 4. Los falsos generalistas. Los falsos generalistas en el campo de la educación se mueven como los diplomáticos, poniendo ya un paño frío, ya un paño caliente sin que sepamos, finalmente, por qué baraja se juegan. Es difícil disentir con ellos porque sus enunciados son tan latos e imprecisos. Son inasibles, e inapelables, es como procurar buscarle manija a una pelota (salvo la del pato, claro). Son parientes de los adeptos a la New Age, donde todo se asocia con todo y no hay límites entre las realidades. A esta laya de gente parece que se refería Thomas Carlyle, en su novela Sartor Resartus, cuyo protagonista tiene un título universitario de "Doctor de cosas en general". Parece egresado argentino. El generalista es instrusivo y opinólogo. No se mete con la física cuántica ni con antropología, pero sí con lo educativo. Tiene lo que en nuestro país se llama "una idea general" que, en rigor, es una idea "conscripta reclutona". Y acompaña su afirmación del tener esa idea general con un movimiento oscilante de la mano, abierta horizontalmente, que denuncia que lo que maneja es un "masomenismo" incierto. No propone ninguna medida concreta, ninguna delimitación de cuestiones. Y práctica la argumentación, frente a cualquier propuesta de cambio definido, de que ella es muy puntual, muy particular, que lo que hay que cambiar son las estructuras. Eso significa postergar la acción hasta la Parusía, pero a la tarde. Son éstos, esterilizantes para cualquier iniciativa. 5. Los confusionistas. Son los que hablan caliginosamente, con abundante jerga críptica, que se alza como muro de humo ante Juan Pueblo o Juan Maestro. Parte de la reforma educativa se expresaba en este nivel. Aconsejo a los educadores, maestros y profesores, que no se desanimen frente a los textos abstrusos y casi ininteligibles. No se sume al cabeceo afirmativo de los que no entienden pero simulan. 2. Planteo previo a la propuesta Trazada la galería de la fauna de los que no hacen nada y de los que simulan hacer algo, para que se los reconozca con rapidez, a primera vista, y no nos hagan perder tiempo, vamos a las propuestas concretas. La de esta exposición se referirá a la necesidad de disponer de un corpus de lecturas fundamentales de entre las que elegir para perfeccionar la lectura comprensiva, supuestamente consolidada en el segundo ciclo de ESB, despertar el gusto por la lectura y generar el hábito lectural. Se sabe, por informes oficiales, que asciende a más del 60% el número de los egresados del Polimodal que no ejercitan la lectura comprensiva con efectividad. Recuérdese el caso del magnate e industrial norteamericano, Iaccoca cuando apoyaba las campañas a favor de la lectura comprensiva. Los congéneres se burlaban de él al atribuirle preocupaciones humanísticas. "Nada de eso, decía el ejecutivo, si un obrero no lee correctamente no puede entender el manual de instrucciones para el manejo de la máquina a su cargo y la estropea o no hace bien el trabajo". Eran muy concretas razones pragmáticas las del acaudalado varón de empresa. Estamos en presencia de una situación grave: a) En la mayoría de las escuelas y colegios, sobre
todo en los oficiales, no hay corpus propuesto, selecto y definido de
lecturas valiosas, dispuestas graduadamente para el crecimiento espiritual
y cultural del alumno. En cuanto a asimilar lo obligatorio a lo autoritario, segunda falacia repetida, debería repensarse que la cultura del facilismo es la responsable de casi todos lo males en nuestro país. Cualquiera sabe que la cuesta abajo es más fácil que el ascenso, pero el tobogán no educa, sino la cuerda con nudos para subir es la que fortalece el cuerpo. Los que predican los dos principios anteriores no han estado frente a alumnos en un aula. Son teóricos de gabinete, de escritorio. Basta que uno procure componer una clase con la participación activa de los alumnos, después de haberles indicado la lectura de un texto con la debida anticipación e insistencia, para toparse con la cruda realidad de que sólo un 5% lo ha leído. Y la clase, al pozo. Estos teóricos son de la especie que alzan tronos a los principios y luego andan pidiendo cadalso para las conclusiones. e) Aprendí en la colimba (corre, limpia, barre) que orden impartida y no verificada es inexistente. Lectura indicada y no evaluada, es un gesto inútil como timbre de panteón. 3. Necesidad de un corpus selecto de lecturas a) El tiempo dedicado a la lectura en la programación
oficial es ridículamente estrecho. Es efecto de una desaprensión
pedagógica (no meta aquí la cola la teoría de la
conspiración que sostiene que hay una intención en sacara
a nuestros muchachos y chicas pavotes y manipulables)) o una torpeza de
oso ciego. De cualquier manera los efectos son arrasadores. 1. Despertar y consolidar la conciencia de la necesidad
del dominio de la lengua como el mejor medio de comunicación inventado
por el hombre y atención vigilante a su cuidado. 4. Propuesta de un corpus de lecturas para 3° de EGB y Polimodal. Se trata de una propuesta revolucionaria y respetuosa. Revolucionaria ("re-volución", es girar en torno a un eje) porque nace de dar vueltas en torno de sí e ir viendo qué ocurre en el dintorno, considerar cuál es la situación del contexto en que estamos parados. Y "respetuosa", porque a esa realidad circunstante la hemos observado con detenimiento ("re-spectum", mirar dos veces). Desde la Reforma Educativa no se nos propuso ningún corpus básico de lecturas literarias que orientara a los docentes para la elección de textos por incluir en la programación. Cuando consultamos oficialmente, el primer año de la reforma, sobre esta situación, desde el Ministerio nacional se nos contestó que se daba una libertad electiva a los maestros y profesores. Noble enunciado, si no disfrazara una falacia. Para poder elegir con acierto y eficacia probada los textos literarios y culturales convenientes para la docencia, hay que tener competencia y autoridad en el terreno. En todo recurrimos a expertos (para arreglar la plomería, el televisor, sacarse una muela) pero para esta tarea y casi todas las educativas, se parte del supuesto falso de que no es necesaria una especial preparación: todos estamos bien capacitados y dotados para ello. Esto recuerda el enunciado surrealista de Breton: "Tout le monde President". ¿Qué formación real le hemos dado a los maestros de la ESB para proceder a esta selección, a los profesores del Polimodal? Poca, o ninguna. Ellos hubieran preferido, sin lugar a dudas, cierta orientación en el difícil arte de la elección. Pero no, se los liberó en la pampa. Y el efecto no podía ser otro: quedaron apampados ("empampados", decíamos los argentinos del siglo XIX). Porque lo que dice Güiraldes de la pampa es aplicable a muchos terrenos de la vida intelectual, cuando uno se enfrenta con una vastedad ilímite de ofertas para elegir de entre ellas: "La pampa es un callejón sin salidas para el flojo", y para el neófito, agreguemos; pues no se trata solo de coraje, entusiasmo o buena voluntad. Entonces se dio una infeliz consecuencia: los docentes se vieron movidos a componer su "antojología", con la mejor de las voluntades, pero no siempre con el mejor de los efectos, librados como estaban a sí mismos. Es curiosa esta propuesta de "libertad" de elección, cuando las autoridades educativas en otros terrenos nos tratan como niños de pecho, a los que hay que indicar, taxativamemnte, qué pasos dar, de qué longitud, etc. y operan, como Platón en la mal llamada República, controlando hasta qué canciones de cuna entonan las nodrizas. Son difíciles de evitar las tentaciones platónicas, en esta acepción, en materia educativa. Recuérdese cómo, después de estimular a la libertad, nos acotaron, con absoluta inflexibilidad, hora a hora el desarrollo de cada contenido, tema y sub tema, a través de las desgraciadas y nocivas resoluciones de aplicación de la ley. Es imprescindible que para la formación cultural integral del alumno (desarrollo de la imaginación, enriquecimiento de la lengua, apreciación de sentidos, desarrollo creciente de aptitudes y estrategias comprensivas, educación estética, etc.) por un lado, y para la consolidación de la identidad cultural argentina y la apertura a lo humano general por el otro (ejemplo de Adán Buenosayres), sea imprescindible la constitución de un corpus de lecturas. El vocablo "corpus" es polisémico. Aquí lo uso como designación de un conjunto selecto de obras literarias y de pensamiento, de varios autores, de diferentes lenguas y de tiempos diversos, organizados en una propuesta conjunta(3). El corpus de lecturas, que incluyo en apéndice, es una propuesta concreta basada en: a) una larga experiencia docente, ejercida en todos los niveles de la educación, desde el primario al posgrado, a lo largo de cuarenta años; b) una aplicación y ejercitación concreta en varios colegios comunes y especiales, a lo largo de un cuarto de siglo; c) una frecuentación dialogada con grandes maestros argentinos y extranjeros sobre este tema; d) una frecuentación reflexiva de vasta bibliografía; e) la compulsa de diversas experiencias aplicadas en nuestro país y en otros, en el terreno de selección de corpus. No se trata, pues, de una improvisación. He meditado mucho sobre las razones de inclusión o exclusión de cada uno de los libros que consideré. He llamado a la lista, para bautizar a la criatura: Cien de las mejores obras maestras universales. Digo "Cien de las mejores", y no, como abusivamente dicen algunos antólogos, caso de Menéndez Pelayo: "Las cien mejores poesías de la lengua española". Mi enunciado es una manera clara y prudente de evitar hacer del corpus una tabla de la ley, intangible. Otro colega podrá proponer otro corpus con diferencias selectivas. Lo que sí es seguro, es que coincidiremos en más del 50% del contenido, porque la mitad de los libros propuestos son, como se dice en la jerga hípica, números puestos. Hay obras inevitables, felizmente inevitables. Hay que salir al paso de un argumento muy reiterado en nuestros días, en todos los terrenos, manejado, especialmente, por aquellos que no han propuesto nada y saben que no podrán hacerlo, por desconocimiento del vasto campo en el que hay que elegir. Me lo enunciaba un periodista hace unos días: "Usted propone su lista, ¿pero por qué va a aceptarse esta lista generada por una sola persona, en lugar de buscar el consenso de medio centenar o más de personas? . Deberíamos convocar a una discusión sobre esta cuestión a un número grande de docentes, en un debate abierto". Primera cuestión: este corpus se propone, se lo pone por delante, como en oferta, a los docentes. Usted lo toma o lo deja. Nadie obliga. Me ha llevado tiempo, que es lo que más me cuesta donar, el elaborarlo y lo he hecho con voluntad de servicio, de asistencia a mis prójimos colegas docentes que: o son inexpertos porque recién comienzan, o han sido extraviados por tantas contramarchas de propuestas, o no tienen tiempo suficiente para pensar y repensar -como a uno se le da a esta altura de la vida, con cierto espacio-, porque la tarea del aula, y las del aula proyectadas en casa, no le dejan resquicio sino para dormir algo. Ahora bien, si un número de docentes lo adopta es por dos razones: a) porque advierte la seria carencia de un corpus, se da cuenta de su necesidad imperiosa y no tiene propuestas reales de ninguna naturaleza. La desesperación lleva a agarrase del clavo ardiente. O, b) por todo lo anterior y, además, porque reconoce en uno a persona autorizada para aconsejar o sugerir en este terreno, lo que es un valor agregado. Del viejo, el consejo; así de simple. ("Viejos son los trapos", diría mi tía; digamos, por autorrespeto: "Del mayor experimentado, la opinión autorizada". Suena mejor). Segunda cuestión: el enfermo está en terapia intensiva (que es el caso de la ausencia de corpus en 3° de ESB y Polimodal), y la propuesta de esa índole de gente con "iniciativa" es la de llamar a todos los médicos de la comarca para consulta compartida. O lo matan los trescientos galenos que lo examinan, con tanto manoseo, sondeo y auscultación, o se muere en tanto espera que "se decida, consensuadamente, acerca de los procedimientos convenientes para la terapéutica apropiada que no sea contradicha por los distintos sectores de la opinión médica". Son formas de no decidir nada. En este terreno, más vale pocos y entendidos que muchos opinólogos. Se sabe que si todos los niños nacen con un pan debajo del brazo, los argentinos nacemos con una cuchara para meterla en todos los platos. Tráiganme cinco personas que se hayan ocupado de pensar en este problema los últimos cinco años, pero no gente que en su vida se planteó la cuestión y se la convoca para que "empiece a pensar". Estamos fritos con esa convocatoria de opinantes que concurren en blanco, vírgenes mentales respecto del problema(4). Esta gente es apta para las mesas redondas de cierta televisión que nos muestra en cámara, cómo algunos convocados empiezan el gesto del pensamiento, al menos, con esfuerzos de parto de nalgas. Es la teoría romántica del pueblo delirando en la plaza para generar el cantar de gesta. Es irreal. En esto cuentan los antecedentes. Pero, ya se sabe, según el monótono pero cierto monorrimo: En lengua y educación Tercera: es muy saludable que otros propongan su corpus
meditado. Una profecía fácil, se va a verificar lo dicho:
más de la mitad de coincidencias con el listado propuesto. Podría haber ensayado, y no es mala idea, algo parecido a lo que hizo César Fernández Moreno cuando selección cien poemas de su padre, Baldomero: propuso 99 y dejó la n° 100 en blanco para que lector situara allí su preferida, no incluida en el conjunto por el antólogo. 5. Criterios para la selección del corpus Veamos, sintéticamente, los criterios en que se apoya mi selección. 1) Cubre un espectro de tres mil años de vida histórica
del hombre. Estimo que, a lo largo de los seis años del lapso comprendido entre el 3° de ESB y el Polimodal, se podrían leer unos 48 libros: 5-6-7 y 10-10-10, respectivamente. De modo que de entre cien libros propuestos, los docentes pueden elegir la mitad, y dejar la otra mitad como corpus ampliatorio, para sugerir su lectura a los alumnos que se interesen por explorar el campo espontáneamente. La propuesta de estas "Cien de las mejores Obras Maestras universales" se ofrece para que los docentes espiguen de entre ellas las que les resulten adecuadas a edades e intereses de los alumnos, para la integración de contenidos programáticos, en razón de determinados objetivos, etc. Disponer de este conjunto sugerido permite varias formas de combinatoria, a lo largo de los seis años finales del proceso educativo obligatorio. Pero queda claro, por supuesto, que la caja de herramientas no hace el trabajo sola. Esta Biblioteca de las Cien Obras alcanzará su verdadera significación trascendente solo en manos del docente que sepa valerse de ellas mediante la elección apropiada y adecuada y la práctica del comentario de textos, como vía efectiva para incorporar al alumno en una participación activa en la compresión y análisis de cada texto. Corpus propuesto Siguiendo la iniciativa del Dr. Barcia, hemos adaptado su lista a nuestras posibilidades y al espíritu del Colegio. EGB 4 d´Amicis, Edmondo: Corazón (colección
Grumete) 6 Del Campo, Estanislao. Fausto ESB 7,8 y 9 Castellani, L. Camperas 7 Wallace, Lewis Ben Hur 9 Rostand, E..: Cyrano POLIMODAL 1ºP Homero, Odisea. 2/3º P. Balmes, Jaime. El criterio. 3ºP Pascal, Blas. Pensamientos. Selección. Traducción
de Oscar Andrieu. Fondo Nacional de las Artes. _____________ (1) Barcia, Pedro Luis. "La cultura del
proyecto", en La Nación, Buenos Aires, sábado 29
de marzo de 2003, Suplemento Utopía, p. 11. |
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